Skinhead: es complicado

El movimiento skinhead es probablemente uno de los más malinterpretados. Y con razón. Para ponerlo de manera sencilla, hay skinheads apolíticos, skinheads de derechas, skinheads fachos, nazis, y skinheads anti-racistas y anti-nazis. Complicado, eh?


Ls discusión sobre culturas, géneros, grupos, movidas, movimientos, y todos sus «sub» sería eterna. Algunos son más «fáciles», con «reglas» o características más simples y/o claras, y otros son bien grandes y abarcativos, y quedan a la interpretación de cada uno. El skinhead es más complejo.

Yo no soy un entendido en skinhead ni mucho menos, y en parte por eso me puse a ver este documental. En parte porque entra en detalle en la movida europea, que no conozco bien.

Para decir todo lo que yo podría decirles sobre el movimiento, está el documental, que es muy bueno. Seguro le falta, seguro le sobra, pero en sí, está muy bien. De modo que es post es no sólo para decirles que lo vean, sino para invitarlos a que se tomen el tiempo para ver si tal vez la idea de que skin = nazi no es un poco exagerada, potenciada por los medios, y —mucho más importante—, para que recuerden que estamos llenos de nazis alrededor.


Hace unos cuantos años yo uso la frase «están por todos lados» para referirme a esto. Siempre me llamó la atención que a) hubiera habido en su momento tanta gente dispuesta a comprar ese discurso de mierda y barato, que hasta un niño adormilado puede darse cuenta que carece de sentido, y b) que el día que el nazismo (o cualquier de sus variantes, en el caso local yo hablaría de fachos más que de nazis, y en particular, de los simpatizantes de los milicos de los 70s) perdió la batalla, todos estos, de repente, «desaparecieron».


Obviamente que pasaron a ser políticamente incorrectos, y las democracias fueron, en ese sentido, volviéndose también autoritarias, y empujando a estos fulanos a la oscuridad, porque su discurso no era ni bienvenido ni aceptado. Perfecto. Pero al moverlos hacia el rincón, a la oscuridad, caímos,k tal vez, me parece, en la fantasía de que, porque para nosotros era evidente que su pensamiento era una mierda sin sentido, ellos habrían comprendido lo mismo, y habrían dejado no sólo de pregonarlo, sino de pensarlo, directamente. Pues no, claramente no.


Hace algunos años yo hice unos posts contando que acá, en Buenos Aires, Argentina, se hacían todavía reuniones de grupos neo nazis para el cumpleaños de Hitler (una costumbre generalizada en el mundo entre los simpatizantes), y de cómo muchas bandas punks que siguen en actividad actualmente (o no) habían estado relacionadas al movimiento fachistoide racista local, y de cómo ahora la jugaban de inocentes, o de los músicos que tienen banderas tatuadas pero ahora piensan que los fachos son bichos malos, y etc, varias cositas más (incluido el por qué el compilado más renombrado de nuestra historia se llamó Invasión 88). Les dije, en ese entonces, que estén atentos, porque «están por todos lados». Son fachos que saben que su discurso no es bienvenido hoy en día, y lo mantienen tapado con una sábana blanca, lo cultivan en la oscuridad, a la espera del momento correcto, que esperemos nunca llegue.


Ahora, viendo este documental, que indaga bastante en el asunto, que lo muestra en video (para quienes no lo hayan visto nunca, o no puedan imaginarlo —o puedan pero crean que es sólo su imaginación—) y que se anda por varios países, y viendo y escuchando sus discursos, no sólo confirmo que están por todos lados, y que están cobardemente ocultos, esperando, sino que además me doy cuenta de algo más interesante, al menos para mí.


No comparto sus ideas, eso es claro, y nunca me produjeron ni siquiera interés, más allá del hecho de que lamente tener que compartir este mundo con ellos, pero nunca sentí tampoco ninguna suerte de animosidad en su contra, al menos desde el punto de vista racional. Mi espíritu punk quiere salir a los golpes, pero sé que eso es muy básico, y en gran medida, todo lo que estos tipos tienen. Entonces lo pienso, y trato de pensar que ellos pueden tener su opinión como yo puedo tener la mía. Creo que la mía es mejor, ellos deben pensar que es mejor la de ellos, qué sé yo, la vida misma es así. Trato de no comerme al canibal. En mi imaginario, sus ideas son tan absurdas que quedarán siempre relegadas a una minoría por su propio peso.


Pero ahora, escuchándolos, esto decía, descubro que todo eso está muy bien, pero hay algo que realmente me hace hervir la sangre. Y quiero ser enfático: no es necesariamente el hecho de que sus ideas sean distintas de las mías; eso está, pero no es eso. Es realmente que, al escucharlos hablar, actuar, «razonar», me doy cuenta que no tienen dos neuronas activas, realmente; su discurso es incongruente, absurdo, estúpido, basado en nada más que tonterías sin sentido, con aires de infundada grandeza, con parábolas absurdas, con imposiciones sin sentido (valga la redundancia), etc. Yo puedo aceptar —apretando lo dientes, pero puedo— varios argumentos, posturas o ideas opuestas a las mías, pero siempre que guarden alguna clase de lógica, de sentido. Opuesto al mío, es claro, pero al menos alguno. Puedo llegar incluso a sentir cierto «respeto» por nazis que, equivocados como estaban, creyeron en algo y fueron a por ello (por más que todo lo demás sea condenable y equivocado e ilegal y demás), pero estos fulanos que setenta años después siguen repitiendo como idiotas conceptos absurdos que ya demostraron ser errados y estúpidos, eso sí me hace hervir la sangre.

 

O tal vez escribí todo esto y me encolerizé, sólo para caer en la cuenta de que tenía razón mi amigo Evaristo: Un patriota, un idiota.


En fin, vean el documental, aprendan un poco de historia musical, social, y etc, escuchen unas buenas bandas, vuélvanse completamente changos con los fachos hablando giladas, aprendan de Oi!, SHARP, RAC, etc., y después hagan lo que se les dé la gana.

 

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