Del perdón

Se me antoja a mí que es una cuestión religiosa, hasta diría cristiana, pero puede que no.

 

Nos enseñan que perdonar está bien. No enseñan que está bien pedir perdón. También nos enseñan que el perdón es divino. Sin embargo, a mí, que según suelen decir -y debe ser cierto- soy un pedante, no me convence.

 

No me convence por varios motivos.

 

Para empezar, no me convence porque pienso que el perdón, como dicen, es divino. Que te perdone, otro; que te perdone otro de mayor rango: ¿cómo te voy a perdonar yo, que soy in par, un igual a vos?

 

Por continuar, está el tema de qué significa perdón. Debería, idealmente, significar que uno se arrepiente, se dio cuenta del error, y no va a volver a pasar. Pero no siempre -ni siquiera muchas veces- es así: el perdón se ha vuelto una fórmula, y más de uno pienso que puede hacer lo que sea, siempre y cuando esté dispuesto después a agachar la cabeza un rato, y pedir perdón. No es ese el verdadero valor del perdón, me parece.

 

Después está la cuestión más tangible, más pragmática, que la religiones, o más de una, ha sabido resolver sabiamente, al menos en términos comerciales: si yo vendo cielo, y quiero compradores, más me vale ponerlo a un precio accesible, y en lo posible, tener planes con facilidades.Si hiciste todo bien, buenísimo. Pero si no, dios tiene un departamento de marketing de la puta madre: rezate mil doscientos padres suyos y un mar de aves marías, y ya, se limpia todo. Pero yo no soy un dios. Y volvemos al punto anterior.

 

Y si un día, dios no lo quiera, vos cruzando la calle, y un señor, por el motivo que sea, te pasa por encima con su camioneta -o pequeño rodado, a los efectos es casi igual-y a vos te llevan en una ambulancia barata a un hospital (uno de esos de los que siempre renegaste, porque en este país, los hospitales...) y el médico te dice que te tienen que amputar la pierna, porque si no podría ser peor... ¿me querés contar cuánto mejor te va a hacer sentir que el señor de la camioneta te venga a pedir perdón?

 

Entonces no me jodan. El perdón es un concepto absolutamente sobrevaluado. Que además, a menudo, es utilizado no con las mejores o más sinceras intenciones.
No me pidas perdón. Gracias, pero no me pidas perdón.

 

Si realmente pensás que estuviste mal, bueno, aprendé de tu error, y no vuelvas a hacerlo. Y si no, ni te gastes, que el producto de la acción, te juro, es más importante, durable y significativo que el de la palabra o frase que le procede...

2 opiniones :

Fodor Lobson dijo...

Marge: ¿Qué pasó con por favor y gracias?
Homero: Se mataron el uno al otro, ya sabes, uno de esos pactos suicidas.

En realidad no fue un pacto suicida, a por favor y gracias los mató perdón

Subjuntivo dijo...

Cuánta verdad...

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