Yo te banco

Yo te banco

Siempre está el asunto de ser políticamente correcto. Va uno aprendiendo, medio a los golpes, no siempre entendiendo bien, que algunas cosas se suponen de determinada manera, y más vale no andar contradiciendo abiertamente a las masas, que rápidamente se convierten en una turba iracunda. Yo, por ejemplo, nací en los vahos de “la cana es una mierda”, estúpida generalización mal derivada del todavía reciente proceso que hacían los que, al menor inconveniente, salían corriendo a llamar a la policía, pidiendo ayuda. Todavía se escucha, pero más bien en gargantas adolescentes, así que está bien.

Y otra muy común, era “los yankis son X”. Yankis y X pueden cambiarse por sinónimos que cumplan la función de dejar bien en claro qué mal que nos caen los estados unidos de américa. Que son mierdas, que son el diablo, que el imperio, que... en fin.

Sí, un montón de cosas sin dudas, y muchas bien justificadas. Justificadas en un contexto, como siempre. Son ahora los yankis tan malos como otrora fueron los alemanes, y así; creo que se entiende el concepto.

Yo nunca caí muy profundo en esa, y hace algún tiempo que me hice hombre y empecé a enfrentar a menudo a la turba iracunda, reconociendo que a mí los americanos no me caen mal (salvo cuando hacen películas, pero tampoco todas, sólo algunas). ¡Para qué!

Pero ahí no termina el problema. Yo sostuve, desde que puedo recordar, que a Obama lo banco. Entonces no faltó el que vino con la teoría conspirativa, e incluso el que vino a sostener algo que, al buen entendedor, podía sonarlo como “oíme, el tipo es yanki, ¿qué podés esperar?” o “además ni siquiera es negro, es mestizo”. Yo la verdad que al tipo lo banqué siempre hasta ahora, y mi mayor preocupación fue siempre la que es: que lo maten.

Hoy cuando me levanté leí la noticia de que había dado la orden de cerrar Guantánamo, y había prohibido el uso de torturas. Digan lo que quieran, no me importa.

Algunos pensarán que es una movida publicitaria, de marketing; otros pensarán que va a quedar en nada; otros aún se esmerarán en presentarlo como meramente yanki; otros vendrán a compararlo con JFK, y en seguida alguien recordará los aspectos negativos de JFK, o de ambos; alguien pensará que de golpe me interesa la oplítica, y que tomo partido y que...; alguno pensará que el tipo es el mesías; alguno otro...

Yo lo único que quiero decir es que me parece que el tipo representa un cambio: representa (o tal vez, incluso antes que él, el mero hecho de que pueda haber ganado unas elecciones) que algo cambió, y/o está cambiando. Y estoy contento por eso, aunque no sea perfecto, ni el fin del cambio o de todos los males del mundo.

Lo banco a Obama, y estoy contento, y tengo esperanzas puestas en el tipo, y también me acuerdo de la guerra, y también espero que haga algo, y también los imbéciles de no sé dónde se matan por no sé qué dios (o acaso por un pedazo de tierra, realmente no lo sé, ya les dije que soy un completo ignorante al respecto).