La cita

A mí no me lo contaron, yo estaba ahí. La chica estaba sentada al lado mío, y se lo contaba a un grupo de gente. Y pueden creerme que en su voz había cierto aire de indignación al recordar, pero también de orgullo por no haberse rebajado, por haber hecho lo correcto, aunque la situación fuera adversa. En fin, que se sentía casi una heroína, parecía.

El asunto es que la muchacha, según nos contaba, salió una vez ocn un muchacho. La cita iba muy bien, hasta que en un momento, él decide fumar. Saca su atado, y, sin más, se prende uno.

Y cuando llegó a esta parte, yo pensé lo mismo que pienso que ustedes están pensando ahora: ella no fumaba, y le molestó que él fume, o que lo hiciera en el momento y/o lugar inapropiados. Sin embargo...

"... entonces saca un cigarrillo, lo prende, y se pone a fumar. Y ahí nomás yo me dí cuenta que no era para mí. Porque, ¿cómo va a sacar un cigarrillo y no me ofrece? Igual yo no fumo, eh?, pero, si sacás un cigarrillo, ¡¿cómo no me vas a ofrecer?!" Y así que ya está, esa fue nuestra primera y última cita."

2 opiniones :

Fodor Lobson dijo...

perooo a las mujeres de hoy en día no hay poronga que les venga bien!!

Cassandra Cross dijo...

Eso es lo que produce en las féminas vulnerables e influenciables la lectura de blogs nefastos que todos conocemos (esos donde se lamentan de que no hay chongo que les dé bola) y series como Sex and the City o boludeces así.
No sé, de pronto, me parece que la idiotez gana cuadros a velocidad supersónica.

PD: 'Ta bien que te respetes, guacha, pero me parece que estás un poco subida al pony.

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