Una historia sencilla

El 21 de enero pasado gerund dejó un comentario en un post mío. El comentario me gustó, y me pareció que valía la pena que lo leyera alguien más que los cuatro que iban a entrar a este blog. Además, me pareció que más de uno tenía que escuchar una opinión distinta a la de siempre, a esa que sale por repetición, por mero conductismo heredado.

Le sugerí entonces que lo mande por mail a Viajé como el orto, un blog que, supongamos, recoge opiniones de los lectores sobre el transporte público. (Tal vez algunos lo hayan visto últimamente porque está en la portada de Crítica Digital).

El mail salió a los pocos días. Pero la publicación no llegaba. Claro que el mail podía no haber llegado, o haberse traspapelado, o como fuere. Por eso, después de un mes de esperar, sugeríle que enviara un mail para chequear el estado del asunto. La respuesta del 20 de febrero:

No no es por nada de eso. Lo que pasa que voy subiendo cosas que tengo atrasadas.

Está bien; entonces está bien.

Estaba bien, hace un mes y medio. Pero estamos a 1 de abril, y pese a que hay todos los días cosas de actualidad, el asunto nunca fue publicado.

Analicen el asunto, y juzguen ustedes como crean conveniente.



Aunque yo no tengo mis blogs publicitados en ningún diario, ni me agencié ningún lugar en una nueva redacción, dos o tres fieles dementes pasan cada tanto por aquí. Ellos, y los demás, se merecen leer esa opinión que, por no ser tan conductista ni heredada, ni tan parecida a la popular, o simplemente por estar muy detrás en la cola, no logra espacio donde otras. Por eso, la reproduzco a continuación:

Hoy estaba en el subte B en el preciso momento en el que se cortó el servicio. Primero paraba más de 5 min en cada estación, con los altoparlantes diciendo que el servicio estaba demorado. Después se quedó en Gallardo y se nos informó que el servicio de la B estaba interrumpido. Todos nos quedamos un poco, en parte porque no entendíamos bien que pasaba, en parte por la confusión y la sorpresa del momento. Al rato, otro señor, de nuevo por los parlantes, pero a los gritos, diciendo que el servicio estaba interrumpido.

Empezamos a salir de a poco de los vagones, la mayoría rezongando por lo bajo, por acá alguna señora diciendo que había que pedir la plata, por allá otra que había que exigir el libro de quejas. El chico que caminaba a mi lado le decía a su novia, que de nada servía el libro de quejas, la novia le respondía que la gente se ponía del orto y tenía razón, si al fin y al cabo aumentaban el subtepass, pero no mejoraban el servicio. Yo pensaba que si tal vez TODOS firmábamos el libro de quejas, algo podía llegar a pasar, algo mínimo, pero al menos mejor que el estrés del conformismo angustiado. Que al menos nos iba a servir a nosotros saber que no nos habíamos quedado callados. Pero claro, éramos muchos, dudo que estuvieran de acuerdo conmigo, iba a ser difícil hacerme escuchar entre la marea de gente que estaba molesta Y ENCIMA tenía cosas que hacer y lugares donde estar. Además me enseñaron a no meterme en conversaciones ajenas (no que yo siempre haya respetado esa enseñanza, pero en este caso, y dado como estaban los ánimos...).*

El tema (el motivo por el cual dejo este comentario en este post, post que recordé en aquel momento) es que mientras salía, un señor empezó a gritar "Gremialistas forros". Otro le respondió "Empresarios hijos de puta". Estuvieron así un rato hasta que el primero le pregunto al segundo si era gremialista, y el otro le contestó que no (y se notaba que no), pero que creía que la culpa era de los que estaban a cargo y no de los trabajadores. Yo ya estaba subiendo la escalera, pero escuché como de fondo la cosa se caldeaba. Y también como un pibe detrás de mí le decía a alguien "Clah, porque ganan 3000 pesos, y laburan 6 hs y.." y yo me guardé responderle que era un trabajo insalubre, pero que además no porque a él le pagaran injustamente mal eso significaba que tuviera que ser una regla.

Después de caminar un par de cuadras, y cuando el gentío ya había perdido su cualidad de ganado, veo que una señora parada en una puerta le pregunta a dos chicas que venían qué había pasado, si había sido un problema gremial o de los trenes. Ellas no sabían, claro. Yo tampoco. Ni los señores que discutían sobre los gremialistas y los empresarios, ni el chico que hablaba de cuánto cobraban.



(*en realidad pensé en la queja como actitud "social". la verdad, yo no tenía por qué quejarme: había viajado gratis, ya que como había demoras en el servicio, estaban dejando pasar a la gente.)

3 opiniones :

gerund dijo...

gracias
hace bastante que queria hacer un post muy similar a este, pero siempre me olvido.

muchas muchas gracias

Cassandra Cross dijo...

Yo leí este post y de hecho lo discutimos al día siguiente con dos viajeras más en el subte D...

En cuanto al hecho de que no se lo posteen en "Viajé como el orto", yo me plantearía seriamente si estos progres con cabida en Crítica no tienen miedo de que una buena prosa les lleve el tráfico a otra parte. Qué quiere que le diga.

Pero son persecutas mías, seguramente.

Saludot!

Subjuntivo dijo...

Seguramente...


S.

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