Llega el flete para llevarse las dos bibliotecas y el escritorio.
Hola, hola, qué tal, te doy una mano, agarramos un lado cada uno, nos abren la puerta, y encaramos a la chata. Bajamos el mueble, el flaco abre la puerta de la Ducato, y a todo volumen, lo primero que escucho es:

"No sé, querido, yo sé que voy de memoria al edificio..."

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