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Por tres monedas

Llegué a sala de profesores un minuto antes de que tocara el timbre del recreo. Estaba vacía, los profes estaban en las aulas. Por eso fui. 
Venía de una hora libre, pasaba a buscar unos libros, y me iba. Sobre la mesa, restos de una pastafrola. Buscaba los libros cuando llegó la primera profe. Los había encontrado y revisaba si había adentro unos papeles cuando llegó el primer professor.
¿Cuántas había cuando vos te fuiste, F.?, preguntó la profe. Y, había, dijo F. Había varias, o no? Y, sí, había. La cara de F. decía ¿por qué preguntás?
Cuando salimos pasé por el baño, y antes de ir al aula, volví a buscar un libro, y cuando entro ¡me encuentro a uno de limpieza, comiendo! Cuando me vio medio que se apuró a tragar, y vio que lo miraba y se fue!
F. hizo un gesto de indignación, y dijo alguna minucia al tono. La profe no se contentó: O sea, escuchame! No es tuyo, cómo te lo vas a comer! Mañana dejás un celular, y se te llevan el celular!!
Yo levanté la vista del libro, los miré, primero a ella, después a él, después volví. Empezaba a llegar el malón, de a poco. La profesora dijo alguna otra cosa, en la misma línea, no sé bien qué, yo estaba abrumado.
Tenía hambre, atiné a decir. La profesora me miró. Eh?, dijo. Tenía hambre, dijo yo, no se robó un celular, se comió un pedazo de pastafrola, tenía hambre.
La profesora me miró. Después no dijo nada. Y después lo volvió a mirar a F., que supongo que la miraba. Escuchame, yo no voy al lugar de ellos a comerme su comida!!

Y yo, que tenía que haberme quedado a explicarle qué vergüenza que una docente que (de)forma adolescentes piense de esa manera, y que si supiera lo que gana esa gente, y que si ella nunca tuvo hambre, y que mil cosas, y todo eso que tenía que haber hecho y todo y yo me fui porque me pareció demasiado y no supe qué hacer, y me quedé como un imbécil indignado todo el día, y para colmo, con culpa, porque no dije más y me fui.

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the naked leads the blind

«... en qué se ha convertido todo. Para que te des una idea, nada más, che, fijate que recién, vengo de comprar un poco de pan —que mejor ni te digo lo que cuesta el pan!— y llego a la esquina y veo los autos de la calle tratando de avanzar sobre la avenida, porque detrás venía una ambulancia, pero vos te creés que los de la avenida iban a parar? así que ahí, unos tratando de avanzar tímidamente, los otros que bueno, paso yo y que pare el de atrás, y así, y entonces una mina que estaba tirada en el piso mendigando agarra las muletas y se manda a la avenida, y los autos empiezan a frenar, y con una mano sostenía la muleta que venía a ser la pierna que le faltaba, y con la otra dale que dale a los autos de la calle, que avancen, y ahí pasó la ambulancia, y la mina volvió al suelo a mendigar, y todo siguió como siempre, y aquí no ha pasado nada, siga siga...»

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Pumping Iron

chicos, tienen que ver esta peli.
mirá, te tiro algunas.

+ arnold comparándose con un escultor, un artista que modela mármol
+ arnold contándote que para él hacer ejercicio es tan satisfactorio como tener orgasmos cuando está con una mina
+ para dedicarte a modelar tu cuerpo, tenés que estar chapa; para querer que te todos te miren, adoren, etc, también. a mí, por lo pronto, tanto ver tipos en bolas me está empezando a aburrir, qué sé yo. van 12 minutos de peli...
+ mike katz, por ejemplo, tiene el ego tan hecho mierda que está seguro que la gente lo prefiere a él en bocha de competencias, pese a que no las ganó. paaaaaaabre.......!!!!!
+ arnold te cuenta cómo estaba siempre pensando en grandes personalidades, como los dictadores... (el padre era policía en austria, justo!)
+ no le importa si vomita o se desmaya mientras levanta peso porque, bueno, vale la pena, porque la estupidez es invaluable, oíme!
+ para saber el primer idioma de una persona, se dice, ha de prestarse atención a los números, a cómo llama a la madre, y a en qué idioma sueña. arnold cuenta en alemán.
+ armold admite abiertamente que es un pedazo de mierda que traiciona a sus propios amigos. ta bueno.
+ hay que decir que mierda como es, es una máquina el tipo, se lo propone, y lo hare.
+ es cortita, la vas pasando, en media hora la liquidás.
+ si te estás preguntando para qué mierda vi esta película, te contesto: porque quería ver si podía, a fuerza de ver y escuchar a sus protagonistas, lograr entender esta imbecilidad mayúscula, o al menos sentir algo de respeto por estos fulanos.

ahora, para terminar, acordate que este tío fue gobernador de california, jaja, es como si acá lo pusieramos a un tipo que corría autos, o a un músico (?), o a un cómico chabacano, de gobernadores, jajajaja, qué plato..!
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Macbeth 2015 - Yet do I fear thy nature; It is too full o' th' milk of holly wood

tuve el mal tino de intentar, como no sé cuántas veces ya, de ver una versión moderna de un chespir.
acá unas notas.

+ la primera escena es puro chow, de eso no hay nada en la historia original.
+ no es tan larga, dos horas para macbeth está bien.
+ segunda escena. vienen de, están en, la guerra. tienen la cara más limpia que vos a las tres de la tarde.


+ la ropa parece de av santa fe comparada con la que usarían los guerreros de hace unos 450 años
+ toda la batalla que te muestran al principio es garketing, la original empieza con la batalla terminada. pero hay que vender. otra que esparta.
+ posta, todo parece suceder en palermo gólico, todos despeinados al milímetro, limpitos, re cool. horrible. es una guerra, macbeth, sangre, morbo, horrible. estas son casi ángeles.


+ el texto, original o casi, está muy bien manipulado para que sea bien bien bien joliwú. (el texto no está completo, por supuesto, pero lo que está, parece ser original, o casi casi)
+ tienen los dientes más blancos que vos, te lo juro por las nenas!
+ por no mencionar la manicura. o los cortes de pelo.



+ macbeth cuidando de los caídos como si fueran sus hijos, tampoco, inventado. además, no va con su carácter.
+ el detalle de mostrar la cabeza del traidor está muy bien.
+ la parte de lo que se conoce como el milk-speech (o algo así) está bien cambiado, y se nota.
+ el personaje es cualquier cosa, al lado de lo que debería ser; escucharlo complotar contra el rey da pena, es tremendo
+ ella le dice, en pocas palabras, que es un maricón, que no es bien hombre; eso está bien mostrado


+ lo mismo con la metáfora sexual sobre la leche, el amamantar, etc. bien sugerido.



+ es una obra de teatro, ¿por qué tanto plano cortísimo? dame paz, carajo, dame paz!
+ la escena de la daga es pésima
+ cuando hablan de macbeth hablan de ambición. pero son los mismos que hablan de amor en romeo & juliet.
+ drama, lluvia, obvio. pff....
+ macbeth bañándose. linda metáfora, pero completamente inventada y joliwú.
+ todo muy lindo con la campiña, pero duncan va a dormir al castillo de macbeth, no a una carpa. es rey, viste?
+ me gustan sus barbas perfectamente recortadas
+ el asunto de banquo está apresurado, hace falta más desarrollo
+ cómo y dónde y cuándo lo matan a banquo está totalmente inventado. totalmente.
+ la cena, joliwú. la original es para cercanos solamente, no parece la entrega de los martín fierro.
+ la parte de la alucinación, bastante mala, también.
+ lo mismo con el asesinato de toda la familia: apresurado, todo, no tiene desarrollo, sale de un repollo.
+ la cara de lady macbeth, como arrepintiéndose, como pensando que él está loco (que lo está) es inapropiada
+ la familia no es asesinada en público, ni los asesina él, por razones que son obvias si leíste la obra. manda a otros a hacerlo.
+ hicieron todo tan mal, que para cuando llega la parte de lady macbeth lavándose las manos, no tiene ninguna importancia, es un detalle. en una iglesia, porque bueno, nos pareció que queríamos hacer cualquier mierda, ahre.
+ no sólo nunca la ve muerta (por razones, de nuevo, obvias) sino que de ninguna manera el GRAN speech del tomorrow, tomorrow... DE NINGUNA MANERA, lo e frente a ella!
ahora ya me calenté, carajo.
+ hay un —muchos, en realidad, pero digamos que al menos uno— aspecto esencial de la personalidad de macbeth que no está bien graficado ni explorado.
+ todo lo que no se ensucian y sangran en una guerra lo idem en una batalla mano a mano, al final
+ de paso, los últimos 20 minutos de película no se entiende nada, porque es todo naranja y las caras son todas iguales...
+ le puse toda la onda, y creo que para alguien que no conoce la historia, puede ayudar a darle una idea. sacando eso, es muy mala.

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¿vos cómo elegís tu papel higiénico..?


Ya hablar de papel higiénico, no sé, llámenme viejo, anticuado, mojigato, o Roberto si quieren, pero andar hablando de papel higiénico... no es necesario. Es decir, no era necesario, como no era necesario hablar de que no cagás, o de que tomás un yogur para lograrlo. Como no era necesario ver un tipo echar líquido azul (?) sobre una toallita a la hora de la cena para ver qué lindo le absorbe la menstruación a a tu vieja o hermana. No era necesario todo esto, pero lo instalaron, y ahora es necesario mirarlo a la cara.

Yo soy de esos que, para con muchos productos (aunque no todos), va y compra el de siempre, o cualquiera, y ni mira el precio ni nada. En general no es fidelidad, sino comodidad. Es el caso del papel higiénico.


[ya el nombre fijate que es una mierda, papel «higiénico», como que el otro papel es sucio, no sé; o como si la cualidad de higiene estuviera en el papel, en lugar de ser, con suerte, el resultado de pasarlo por tus nalgas; que vos te das cuenta que tampoco, porque limpiarte la caca del culo con papel... atrasamos 200 años, dale...]


La cuestión es que hace mucho compraba un papel Scott, común, simplón, más bien finito, en rollo «largo». Pero el otro día, viste que ahora que tenés que prestar atención porque aumenta todo sarpado y te descuidás y dejás un riñón para limpiarte el culo, el otro día, entonces, se me ocurrió repasar mi elección, ver si valía la pena cambiar, o algo.

Los resultados fueron terribles.

En ningún orden en particular, mis reflexiones:


+ 320 metros. tres cuadras de papel pasarán por tu raja. ojo.
+ es inevitable empezar a pensar en los motivos que utilizan. animales. ¿qué mierda tienen que ver un animal con cagar, o limpiarte el culo?
pero ponele que animales, bueno, listo; ¿hacía falta hacer al ¿osito? este color caca, adornado con un chorreado de caca encima? por favor...


+ acá ya tenemos que empezar a pensar en precios: este vale el doble. el do ble. y es papel. pa pel. para el culo.
+ animales, te dije. aunque en el caso de Scott yo creo que cabe un atenuante, porque siempre usaron animales, yo incluso me figuro que Scott es el nombre del rrope (?)
ahora bien, explicame la cara del perro, que te mira como con pena, como diciendo «mirá man cómo te cagaste todo... ¡¿quién va a limpiar todo eso?!» el de Carrefour al menos no te miraba, te apuntaba con el culo...
+ doble hoja. que sería lo mismo, ponele, que doblar un simple hoja. dejate de joder.
+ nueva tecnología (¡es papel para el culo, hijo de puta, no un transbordador espacial!) SUAVITELA. de ja te de jo der. suavitela parece el intendente de Villa General Piripicho. Martín Suavitela.
+ plus junior, bueh, ya no se entiende nada.


+ si plus junior era un nombre de mierda, explicame rindemax. ¿cuánto cobró el «creativo» que vino con esta genialidax?
+ ahora la «tecnología» es MICROTEJIDO. de ja te de jo der. ¿papel para el culo tejido? chicos...
+ si este rinde más, pero el otro es más suave, yo creo que tenés que elegir: rinde y raspa, o acaricia y desaparece, no sé...
+ la principal diferencia que yo veo entre ambos... es el color.


+ triple hoja. nos toman de boludos. pero ha de ser que lo somos, porque alguien ha de comprar este coso. triple hoja. no usás tres hojas para escribir, o para sonarte los mocos, y te vas a pasar tres hojas de papel por el culo, dajate de joder...
+ Suave Textura Acolchonada. decime qué más en tu vida cumple con esas características. y el uso de las mayúsculas, bueno, No Te Digo Nada...
+ extracto de seda es jodido, pero KARITÉ, ¡¿qué mierda es karité?! ¿el pasado de karitar? ¿karina teresa? no sé...
+ acá no hay animales, sino una bella niña QUE FROTA EL PAPEL HIGIÉNICO POR SU CARA. 
+ como un dato de color (?) yo diría que Elite y Premium es bastante redundante, no sé qué pensarán los «craetivos»...


+ Sentí la nueva Textura, pasate este papel por el culito, papá! así me suena a mí, no sé, sorry. 
+ este es simple hoja (re trucho!), pero tiene Mayor Suavidad. ¿mayor que qué? ¿que el triple hoja? ¿que otro simple hoja? ¿que qué?
fijate que la nena, si bien se ríe más acá, no se lo frota por el rostro. no sé, es un indicador importante, estimo.
+ nótese el estampado de ¡flores!
¡¿quién puede querer pasarse flores por el culo?!


+ este es nuevo, ojo. no ven ta y do pe so a me o. pensalo dos veces antes de cagar, man.
+ dúo. un mini rollo para llevar. acá sí que estuvieron bien, loco, innovación real. bien. un toque caro, capaz, pero interesante idea.
+ me gusta que, por fuera del doble hoja en mayúsculas, no ponen ni prometen ni venden ni inventan giladas. papel higiénico, maestro. 


+ bueh, evidentemente no pudieron aguantar mucho sin boludear. export plus. export. o sea, ¿exportás papel higiénico? y si sí, ¿eso me brinda una experiencia mejor en las nalgas? y plus... bueh, plus...
+ dermatológicamente testeado. eh?! ES PA PEL HI JOS DE PU TA. 
+ la frutilla de la torta de caca es, sin ninguna duda, TECNOLOGÍA QUE SUAVIZA OLORES LA CONCHA DE TU MADRE ME ESTÁS TOMANDO EL PELO!!! 
para empezar, no creo nada de eso; por continuar, ¿qué se supone que hace? ¿desodoriza el baño? ¿o mi ojete? es decir, ¿limpiarse la caca con papel es tremendamente inefectivo y arcaico, pero ¡ah, cuidado!, porque este papel puede suavizar el olor a caca en mi túges?
+ al menos no ponen ni animales ni nenes...


+ suavidad ACOLCHONADITA. siento cada vez más ganas de salir a lastimar gente. 
+ tecnología smell clean, científicamente comprobada. tenés que ser muy, pero muy —muy— pelotudo para dejarte influir por esto. que es incluso más mersa que el anterior, si te fijás, porque te venden la misma mierda pero en inglés, que siempre es más fashion. en pocas palabras: la misma mierda con distinto olor.
+ fijate que acá el rrope ya ni te mira, de la vergüenza que le da que hayas sido tan pelotudo de comprar esta pelotudez. 
+ gold. es decir, de los pelotudos, medalla de oro te dan. (gold es oro en inglés, qué sé yo, por si no sabías)


+ este me gusta (?) porque no anda con giladas. papel higiénico doble hoja, cagá, limpiate, seguí laburando, gil, dale. me gusta.
+ animales. osos. esos no son color caca, pero... ¿dos? ¿abrazados? ¡¿QUIÉN CAGA ABRAZADO A OTRO?! (boludo, dos porque es doble hoja!).
pero ponele que dejamos de lado que son animales, y que son dos, y que están abrazados, ponele. ¡¿por qué me dan la espalda?!
posta, cuál fue la lógica que esgrimió el «creativo» cuando, al presentar el diseño/proyecto/tuvieja, dijo que tenían que estar de espaldas. me vuelvo loco.


+ este es plus, como el otro, pero no junior. explicame.
+ el perro te vuelve a mirar como que le das re pena. o como con cara de bueno, ya cagaste, ya está, nos podemos ir ahora?


+ más metros. mega, tu garco.
+ simple hoja. porque si no cómo mierda metés 80 metros, obvio. ahora, si te fijás, sería menos que el triple hoja de 30 metros.
cómo mierda calcular cuál es más caro o más barato, proporcionalmente, merecería un artículo aparte, un ingeniero, y dos actuarios.
+ este perro está directamente TRISTE. y todavía no entiendo QUÉ MIERDA TIENE QUE VER UN PERRO CON TU CACA, TU CULO, Y EL PAPEL.



Llegado este punto, ni conclusión tengo ya, ni cerre, ni reflexión, más que, quizás, si cabe, preguntarme y preguntarles, ¿en qué nos han convertido, Daniel?


(aclaro, porque no va a faltar el pelotudo, que saqué fotos de estos porque eran los que había cuando se me cruzó por la mente está brillante idea para hacer este brillante post)
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Foxcatcher

foxcatcher__spanA mí no me gustan las películas de terror, horror, etc., porque no me dan miedo. En general no me dan miedo. Y una película que se trata de dar miedo, y no da miedo, no sirve.

 

Algunas consiguen darte un susto, o mostrarte imágenes feas, desagradables, repugnantes, tal vez, pero eso es muy fácil, eso no sirve. Algunas te ponen nervioso, ansioso, pero eso también es fácil, todos somos más o menos iguales llegado cierto punto, en relación a ciertas cosas.

Foxcatcher no me gustó. Y creo que ahí esta lo bueno.

 

No me pareció una gran película, y todo el tiempo estuve pensando que era una peli medio pelo. Y en gran medida lo sigo pensando. Pero a su vez estuve toda la película con una sensación de incomodidad, de cierto disgusto, de molestia. Los personajes, los paisajes, las palabras, los silencios, los colores, las tomas, todo me pareció, todo el tiempo, muy feo. Sufrí mirándola, aunque parezca tonto. Y así y todo quise seguir viendo. Había una oscuridad tremenda, y no podía terminar de entenderla. Como decía Milton, darkness visible.
Después entendí.

 

Para disfrutar de la película es ESENCIAL no buscar información, ya que está basada en un hecho real, muy popular en su momento. No busquen nada, vean sin más.

 

http://www.imdb.com/title/tt1100089/

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Last Days Here

Es un documental. Viste que ahora que las cámaras son baratas y está la internel, cualquiera te hace un documental. Bueno, acá tenés uno. Es como esos documentales sobre picaportes que podés ver en el BAFICI, pero para metaleros. O algo así.

 

Es un documental sobre un chabón que se obsesiona con que Pentagram vuelva a tocar, al menos una vez, o a sacar un disco, o lo que sea, ni se sabe bien.

 

Pentagram, nos cuenta el docu, era una banda de metal cuando el metal no era metal, más bien heavy, digamos, o algo cercano a lo que hoy gustan de llamar stoner. A veinte metros de Black Sabbath, para que te ubiques.

 

La banda, básicamente, se las pasó malas, y se terminó separando (después de tener 45 formaciones diferentes) porque el cantante era insoportable. Y un junkie. Y así empieza la cosa: con un junkie de casi sesenta pirulos que vive con los padres, tirado en una cama.

 

De ahí en más, un docu pedorrón pero correcto y bienintencionado, que podés ver si te interesa la banda, o los junkies, o porque sí. Yo seguí viéndolo por diversas razones, por varias reflexiones que se me fueron ofreciendo, y me pareció interesante considerar, y que les dejo abajo.

 

 

Last Days Here (2011) Pentagram Documentary.avi_20150106_235006.968

 


***SPOILER ALERT***


(que quiere decir que si seguís leyendo capaz te enterás cosas que no querías saber antes de ver el documental)

 

 

Last Days Here (2011) Pentagram Documentary.avi_20150106_235022.083

 


.junkies
Siempre me llamó la atención los extremos que el hombre puede tolerar, tanto psicológica como físicamente. Y cómo todo pende de un hilo, y qué absurdo que es. Acá lo tenés a este tipo, 44 años de adicción a todo, tomando cantidades que no se pueden creer de cosas como metanfetaminas, heroína, crack (él mismo te da las cantidades), y lo más pancho de salud (y eso que lo ves con el brazo en carne viva de tanto inyectarse, pensado 50kg, y demás), y de repente tu primo o vecino, veintidós años, cáncer de pulmón, o leucemia, o un accidente de motos, o lo que sea. Es interesante, no?
Pero además siempre me llamaron la atención los junkies. Tipos que deciden matarse en vida, pero vivir. O no sé, capaz eligen algo que yo no entiendo, pero ellos mismos, en general, admiten que eso no es una buena vida. También, claro, explican que no la eligen, sino que no pueden evitarla. Aunque uno se pregunta a veces hasta qué punto no pueden evitarla (el documental documenta, en cierto modo —y valga la redundancia— este asunto).
Los junkies me parecen de lo más triste de la existencia humana, me parecen una expresión de miseria inconmensurable. Y no porque los juzgue, sino como imagen, como representación, como símbolo.
La primera vez que tuve contacto con la cultura junkie, si existe tal cosa, fue con Flash, in libro escrito por un junkie, Charles Duchassois. Si bien el período de tiempo que cubre es mucho más corto que 44 años, es muy tremendo el relato de un tipo que cae siempre más bajo, aunque uno cree, un centenar de veces, que no es posible. Pero es posible. Y a mí eso me llama la atención.
Es más llamativo (?) todavía en aquellos que, según los estándares sociales, «tienen todo», y sin embargo, eligen la destrucción. Tipos como Duchassois o el cantante de Pentagram, o miles de anónimos que a nadie importan porque no tienen ni dinero ni fama ni popularidad ni nada son obviamente ignorados, y por tanto no cuentan, para la sociedad son escoria, y sus adicciones, problemas de ellos, motivos par a mirar para otros lados, cosas feas que no queremos ver. Pero cuando la gente que «tiene todo» se pasa a ese bando (Amy Winehouse, por poner sólo un ejemplo), ahí no queda más que mirar y ver. Pero junkies son todos, ahí son iguales, realmente. (y esto por mencionar ejemplos modernos, la historia a visto miles y miles más) 

 


.sexo, droga y rock and roll
Cuando esa destrucción viene de la mano de gente famosa, popular, «querida», entonces una manera de lidiar con el asunto es hacerlo fashion, lindo, glamoroso. Eso, o un negocio.
De ahí que se haya creado, en su momento, la imagen del rockero del «sex, drugs and r'n'r». Eso son boludeces para que la gente consuma. Para que el músico consuma su droga y no se avive de nada, para que el joven consuma la imagen que querría tener pero sabe que no le conviene, a modo de catarsis teatral alla Aristóteles, o en todo caso pueda justificar sus hechos o deshechos en que otros lo hacen, para que todos consuman un poco de una torta que se llevan los que no consumen, sino que lo ven a dos metros.
Por eso es «cool» Keith Richards y es un junkie el linyera de la vuelta de tu casa. Porque uno es rockero, y el otro no.
Pero en cierto modo eso cambió, o está cambiando. Esa imagen del rockero (que todavía existe, y se puede ver en el documental, cuando los tipos hablan de que el chabón «es rock») se gestó entre los sesentas y los setentas. Sería largo, pero básicamente, por un lado los adultos tildaron al rock y todo lo que con él tenía que ver de malo, de negativo, y los músicos respondieron haciéndose cargo, y extremando el asunto. Pero era una pose. Que muchos, lamentablemente, se creyeron, pero era una pose. Cuando yo era adolescente, en los 90s, esa pose todavía tenía algo de sentido, porque el espíritu de los 90s era el grunge, el punk tamizado por MTV, que creía que le hacía fuck you a alguien. Todavía ser rebelde suponía, en cierto modo, sexo, drogas y rocanrol. O algo así.
Pero creo que fue cambiando. Ahora lo cool es ser nerd, es ser vegetariano, es usar anteojitos, es ser indie, qué sé yo, varias cosas, pero no ser un reventado. No tanto, no para tantos, como antes.
Una buena prueba de esto es, para mí, que cuando yo empecé a tocar, tocar un instrumento y tener una banda era sinónimo de andar en drogas. No tanto, pero casi. Tus padres tenían miedo, los mayores estaban convencidos de que para ser músico tenías primero que haber elegido ser drogadicto o algo así (vestigios del modelo de los 60s/7's). Ahora ya no: vos podés tener tu banda, y tocar tu instrumento, y la gente no asume que seas falopero. Algo está cambiando.  

 


.endurance
Cuando las cosas llegan a estos extremos, como ser un junkie tirado en una cama en la casa de tus padres, blabla, o algunos por el estilo, quedan todos los valores (niveles) trastocados, todo se ve con una lente diferente. Es muy interesante la capacidad, a varios niveles, que tiene el ser humano de resistir. Cuarenta años matándose con seis drogas distintas por día, pidiéndole a dios que se lo lleve cada noche (él mismo lo dice), y sin embargo, nunca «elige» pasarse con la dosis y terminar todo. No sé cómo o por qué, pero elige resistir. En la línea, maltrecho, moribundo, miserable, pero decide resistir. Interesante.
Tan interesante como la depresión, tal vez la peor enfermedad que haya, porque no te mata, sino que te deja viviendo así, muerto en vida. Todos hemos estado tristes alguna vez, «deprimidos» decimos, porque, en efecto, algo está por debajo de sus valores normales o habituales. Pero la depresión extrema, crónica, patológica, esa que te aplasta todos los días, todo el día (y no sólo en los junkies o los que viven tirados en la cama sin poder levantarse, sino también en los que llevan su vida a rastras, sin más, como preso con su bola, encadenada), esa es tremenda. Pero no te mata, ahí es tremenda. No sé si es uno el que resiste, y no quiere irse, o la depresión que no quiere soltarte, dejarte ir.

 


.la vida
Qué es la vida, se pregunta uno, viendo gente así. Y no sólo este tipo, sino sus padres. Tipos que, según dicen, llevan gastado más de un millón de dólares en comprarle drogas al hijo. Que lo tienen en su casa, lo atienden, adecuan sus vidas al tipo. Si esto es vida, se pregunta uno.
 

 

.el amor de una madre
Entre los docentes nos reímos siempre de cómo todos los padres piensan siempre que sus hijos son geniales. Y aclaran siempre que no lo dicen porque sean sus hijos. Y uno piensa que si todos fuéramos tan geniales, el mundo sería genial. Pero todos nos somos geniales, ni mucho menos.
Pero capaz es bueno tener al menos una o dos personas en el mundo que crean que somos geniales, no matter what. No siempre funciona, porque hay padres y madres que bueno bueno, pero en general, funciona.
[Me atrevería incluso a esgrimir la teoría de que funciona casi siempre, sólo que muchas veces, el hijo no puede saberlo o notarlo por diversos motivos, pero fundamentalmente, porque el discurso del padre es distinto puertas adentro o afuera]
No creo que pueda agregar mucho a la idea que todos conocemos de «el amor de una madre» (o padre, se entiende que siempre es indistinto), pero creo que este documental lo muestra, casi sin querer, por completo.

 


.la dureza de un padre, en el amor
Y para graficar mi teoría, valga de ejemplo el documental, una vez más. El padre habla del hijo junkie como un tipo talentoso, genial, increíble, opacado, claro, por las drogas. Pero genial, talentoso, con un don especial, etc. Ante la cámara.
Pero admite, después, ante la cámara también, que es probable que el tipo haya terminado así por culpa, en parte, de sus propias expectativas y exigencias. El tipo era un alto funcionario público, y tenía para su hijo grandes expectativas, esperanzas, aspiraciones, y lo sometió a eso. No le decía que tenía un don, que era genial y talentoso: le decía que se cortara el pelo, que consiguiera un trabajo, que esas cosas. Capaz, si le hubiera dicho otra cosa, quién sabe...

 


.el amor
El amor es cursi, y escribir sobre el amor es cursi, y todo es cursi. PEro todo es amor, la verdad. Todas las historias son historias de amor. Todas.

 


.la muerte
Así como se pregunta uno por la vida, se pregunta por la muerte. Sobre todo cuando resulta que esa muerte, la tan temida, la tan tremenda, negativa, mala, puede terminar siendo la buscada, la deseada, el alivio, la paz, lo positivo, lo mejor. O sea que al final puede ser mala la vida y buena la muerte, llegado el caso.

 


.la esperanza
Estamos programados para tener esperanza, parece. Es un dicho, y hay mucho de historia religiosa en el medio, y demás, pero a la larga, siempre tendemos a tener esperanzas, a creer que algo puede mejorar. Aun cuando pensemos o querramos pensar que no, adentro algo tira. Hasta un tipo en el borde, que desea —dice— morirse, se muestra esperanzado. Y los de alrededor, por supuesto.

 


.la aceptación
Es también interesante cómo tenemos que terminar aceptando las cosas, y cómo, desde ese lugar, terminamos haciendo cosas que desde otro parecen imposibles, absurdas, incorrectas, o todo junto. Me acordé de aquello de los cinco estados de los pacientes con enfermedades terminales (el modelo de Kübler-Ross): negación, ira, negociación, depresión, aceptación.
Los padres comprándole la droga, los amigos llevándolo al hospital, pagándole la fianza, etc.

 

 

 

PD: Este documental me hizo acordar a otro —mucho mejor que este— del que les hablé hace rato, sobre Death.

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Misiadura

Yo estaba esperando para cruzar. Una señora se me paró al lado. Sentí su presencia antes de verla, en realidad. Yo estaba mirando hacia la derecha, de donde vienen los colectivos, para ver cuándo podía cruzar. Pero sentí su presencia, y me dí vuelta (si tuviera que explicar por qué me dí vuelta, diría solamente que sentí su presencia, pero eso es absurdo.)

 

Noté que me hablaba, y percibí, en la cara, en las facciones, en los gestos, que algo me pedía. En el segundo que me llevó quitarme un auricular para poder escuchar lo que decía, tuve una sucesión de imágenes y sensaciones.

 

Recordé, principalmente, aquellas épocas, años ha, en que no teníamos ni para un sámbuche ni una birra ni una coca ni nada. Parábamos en la esquina del colegio, después de clases, a matar el tiempo. A veces queríamos una coca, a veces una fesca, a veces, comer algo. Nunca nada más que eso. Con mjucha educación y respeto (y esto es muy en serio) le pedíamos a la gente que pasaba, una moenda.

 

Todos pedíamos (éramos un grupo reducido), pero yo era de los que más tenía que pedir, porque era de los que más conseguía. Mi aspecto era —aplíquese aqué el estereotipo, crítica, o lo que se desee, al modelo social imperante y bla— más respetable que el de mis amigos, incluso dentro de mi estética punk, y sabía «hablar» (tenía un tono educado y ponía toas las «s» y esas cosas, idem anterior), y me acuerdo de siempre rematar, fuere con o sin el dinero, muchas gracias, y disculpe, eh? gracias. Pedíamos diez centaovs, me acuerdo. No era mucho, pero era algo. Un refresco saldría algo así como uno veinte, uno cincuenta, algo así. Hacían falta quince personas, sí, pero teníamos tiempo...

 

Me acordé porque realmente no teníamos plata, por eso pedíamos. No era que la gastábamos en giladas, no era que fuéramos —o hiciéramos— malos, ni nada: queríamos tomar o comer algo. (muchas veces comprábamos 100gr de pickles en el alamacén de la esquina, que era lo más barato, y con eso engañábamos el estómago).

 

De todo eso me acordé en el medio segundo que me llevó ver la cara, y sacarme los auriculares (me llamó la atención qué petisa era la señora, especialmente al lado mío, que soy alto), y escuchar, entonces, final y claramente, su pedido: ¿No tenés cinco pesos?

No tengo, disculpá, le dije, y crucé la calle.

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20000 days on Earth

A veces me pasa que, por cantidad y velocidad, se me atoran las palabras en la garganta, las ideas en la cabeza, las palabras en la lengua y en los dedos. De algunas cosas es muy difícil hablar, o escribir, o incluso pensar claramente.

 

 

+ Si te gusta Cave, la película es obligada.
+ Si no te gusta Cave, olvidate.
+ Si no sabés si te gusta Cave, te gusta Cave. Goto  «Si te gusta Cave».

 

. No recuerdo cuándo me enteré que existía Cave por primera vez. Era adolescente, pero no sé ni edad ni momento. Sería lindo saber. Lo escuchaban mi grupo de amigos «de avanzada», que yo no sabía que eran de avanzada, y en varios aspectos me parecía, en su momento, que se equivocaban. El tiempo, obviamente, terminó llevándome por los caminos que ellos habían andado varios años antes. Uno de esos fue Cave.
Yo era punk, y por ese lado, y era muy difícil que pudiera interesarme nada que no fuera rápido, simple, furioso, sencillo, desprolijo, irreverente. Era imposible que prestara ninguna atención a Cave, Smiths, esas cosas (había muchas más, claro).

 

. Creo que fue en el año 94, me da fiaca chequear. Hubo un festival. Estadio de Ferro, dos días, algo de la primavera, qué sé yo. Todos emocionados —mis amigos, claro— porque tocaba Cave. Yo quería ver, no sé, no recuerdo, a Cypress Hill. Llegó el día, ochenta escenarios, dos mil bandas, ciento cincuenta mil personas, la concha de tu madre, el inicio (local) de esa idea de festival que es el infierno mismo. Seis o siete de la tarde, no sé, había algo de sol y claridad todavía. En el escenario principal aparece un chabón de traje celeste. Traje. Yo era punk, te dije. Traje. Celeste. Una mierda. Chau, listo, me voy a otra cosa.
Veinte años después no me alcanzan las horas del día para martillarme las pelotas.

 

. El primer disco que tuve y escuché y remil escuché entero de Cave, ese disco que todos tenemos de esa banda que nos gusta, que aunque no sea el mejor, es EL disco, para nosotros, ese disco fue para mí No more shall we part. Me lo pasó un amigo —no sé cómo, finalmente, accedí a darle una oportunidad— y fue, de repente, entender todo.
Si tuvieran que empezar por uno, tal vez les diría ese, pero el parámetro es ninguno.

 

. Con el paso del tiempo cada vez fuimos más amigos, más íntimos, nos entendimos mejor. Sus discos no fueron, me parece a mí, en el último tiempo, particularmente buenos, ni mejores que los de antes, pero ya tenemos una cierta conexión.
Y en parte esa conexión está ahí , subyacente, porque con ese grupo de grandes amigos que marcaron mi vida para siempre, no volví a verme casi nunca. Pero viven, aún, cuando escucho a Cave.

 

. Todos viven, en mí, pero no todos viven en este ciudad. O este mundo. Y fue hace quién sabé cuánto (¿qué importa saber cuándo muere la gente?) que uno se nos fue. Treinta años. O dos, o tres, o uno, no sé. Se nos fue. Y me mandaron un mensaje para avisarle, «for old times sake». Un mensaje por facebook.
Y ese mismo amigo que me avisó (porque todavía somos amigos, aunque tal vez él no lo sepa), ese día, compartió, para recordar a ese pino caído, un video de Cave.

 

 

 

 

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Skinhead: es complicado

El movimiento skinhead es probablemente uno de los más malinterpretados. Y con razón. Para ponerlo de manera sencilla, hay skinheads apolíticos, skinheads de derechas, skinheads fachos, nazis, y skinheads anti-racistas y anti-nazis. Complicado, eh?


Ls discusión sobre culturas, géneros, grupos, movidas, movimientos, y todos sus «sub» sería eterna. Algunos son más «fáciles», con «reglas» o características más simples y/o claras, y otros son bien grandes y abarcativos, y quedan a la interpretación de cada uno. El skinhead es más complejo.

Yo no soy un entendido en skinhead ni mucho menos, y en parte por eso me puse a ver este documental. En parte porque entra en detalle en la movida europea, que no conozco bien.

Para decir todo lo que yo podría decirles sobre el movimiento, está el documental, que es muy bueno. Seguro le falta, seguro le sobra, pero en sí, está muy bien. De modo que es post es no sólo para decirles que lo vean, sino para invitarlos a que se tomen el tiempo para ver si tal vez la idea de que skin = nazi no es un poco exagerada, potenciada por los medios, y —mucho más importante—, para que recuerden que estamos llenos de nazis alrededor.


Hace unos cuantos años yo uso la frase «están por todos lados» para referirme a esto. Siempre me llamó la atención que a) hubiera habido en su momento tanta gente dispuesta a comprar ese discurso de mierda y barato, que hasta un niño adormilado puede darse cuenta que carece de sentido, y b) que el día que el nazismo (o cualquier de sus variantes, en el caso local yo hablaría de fachos más que de nazis, y en particular, de los simpatizantes de los milicos de los 70s) perdió la batalla, todos estos, de repente, «desaparecieron».


Obviamente que pasaron a ser políticamente incorrectos, y las democracias fueron, en ese sentido, volviéndose también autoritarias, y empujando a estos fulanos a la oscuridad, porque su discurso no era ni bienvenido ni aceptado. Perfecto. Pero al moverlos hacia el rincón, a la oscuridad, caímos,k tal vez, me parece, en la fantasía de que, porque para nosotros era evidente que su pensamiento era una mierda sin sentido, ellos habrían comprendido lo mismo, y habrían dejado no sólo de pregonarlo, sino de pensarlo, directamente. Pues no, claramente no.


Hace algunos años yo hice unos posts contando que acá, en Buenos Aires, Argentina, se hacían todavía reuniones de grupos neo nazis para el cumpleaños de Hitler (una costumbre generalizada en el mundo entre los simpatizantes), y de cómo muchas bandas punks que siguen en actividad actualmente (o no) habían estado relacionadas al movimiento fachistoide racista local, y de cómo ahora la jugaban de inocentes, o de los músicos que tienen banderas tatuadas pero ahora piensan que los fachos son bichos malos, y etc, varias cositas más (incluido el por qué el compilado más renombrado de nuestra historia se llamó Invasión 88). Les dije, en ese entonces, que estén atentos, porque «están por todos lados». Son fachos que saben que su discurso no es bienvenido hoy en día, y lo mantienen tapado con una sábana blanca, lo cultivan en la oscuridad, a la espera del momento correcto, que esperemos nunca llegue.


Ahora, viendo este documental, que indaga bastante en el asunto, que lo muestra en video (para quienes no lo hayan visto nunca, o no puedan imaginarlo —o puedan pero crean que es sólo su imaginación—) y que se anda por varios países, y viendo y escuchando sus discursos, no sólo confirmo que están por todos lados, y que están cobardemente ocultos, esperando, sino que además me doy cuenta de algo más interesante, al menos para mí.


No comparto sus ideas, eso es claro, y nunca me produjeron ni siquiera interés, más allá del hecho de que lamente tener que compartir este mundo con ellos, pero nunca sentí tampoco ninguna suerte de animosidad en su contra, al menos desde el punto de vista racional. Mi espíritu punk quiere salir a los golpes, pero sé que eso es muy básico, y en gran medida, todo lo que estos tipos tienen. Entonces lo pienso, y trato de pensar que ellos pueden tener su opinión como yo puedo tener la mía. Creo que la mía es mejor, ellos deben pensar que es mejor la de ellos, qué sé yo, la vida misma es así. Trato de no comerme al canibal. En mi imaginario, sus ideas son tan absurdas que quedarán siempre relegadas a una minoría por su propio peso.


Pero ahora, escuchándolos, esto decía, descubro que todo eso está muy bien, pero hay algo que realmente me hace hervir la sangre. Y quiero ser enfático: no es necesariamente el hecho de que sus ideas sean distintas de las mías; eso está, pero no es eso. Es realmente que, al escucharlos hablar, actuar, «razonar», me doy cuenta que no tienen dos neuronas activas, realmente; su discurso es incongruente, absurdo, estúpido, basado en nada más que tonterías sin sentido, con aires de infundada grandeza, con parábolas absurdas, con imposiciones sin sentido (valga la redundancia), etc. Yo puedo aceptar —apretando lo dientes, pero puedo— varios argumentos, posturas o ideas opuestas a las mías, pero siempre que guarden alguna clase de lógica, de sentido. Opuesto al mío, es claro, pero al menos alguno. Puedo llegar incluso a sentir cierto «respeto» por nazis que, equivocados como estaban, creyeron en algo y fueron a por ello (por más que todo lo demás sea condenable y equivocado e ilegal y demás), pero estos fulanos que setenta años después siguen repitiendo como idiotas conceptos absurdos que ya demostraron ser errados y estúpidos, eso sí me hace hervir la sangre.

 

O tal vez escribí todo esto y me encolerizé, sólo para caer en la cuenta de que tenía razón mi amigo Evaristo: Un patriota, un idiota.


En fin, vean el documental, aprendan un poco de historia musical, social, y etc, escuchen unas buenas bandas, vuélvanse completamente changos con los fachos hablando giladas, aprendan de Oi!, SHARP, RAC, etc., y después hagan lo que se les dé la gana.

 

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Love Actually, un clásico de navidad

 

Yo no sé —no sé— si Love Actually no es la mejor película que vi en mi vida.
Bueno, ok, pero una gran, gran película.

 

loveactually

 

  • Está Emma Thompson. Podría parar acá, pero voy a seguir.
  • Está Liam Neeson, antes de ser un salame que sólo sirve para Rambo después la tecnología celular.
  • Está Martin Freeman, antes de ser el genio de Fargo. Siempre fue genio, pero acá no se le nota.
  • Está Hugh Grant, que además de ser fachero y ondero y genio, tiene un acento de la gran puta madre. Genio.
  • Está Bill Nighy que, como los demás, hace un papel genial, diferente a los que hace habitualmente.
  • Que te encuentres a tu hermano culeándose a tu jermu es heavy, pero esta peli lo presenta de la mejor manera posible.
  • Es cursi. Pero en la primera escena te avisan que es cursi, a consciencia, y les gusta ("solid gold shit, maestro").
  • Tiene la escena de «bottle», que es genial, sobre todo para los que estudiamos inglés, y pasamos, cada tanto, por el trance de que alguien te venga, en el siglo veintiuno, con que si estudiar británico o americano... (Pagate un plan de internet, pejerto)
  • Está Kris Marshall, que debería tener un Oscar sólo por su cara.
  • Tiene muchas historias que se mezclan, combinación que nos gusta mucho cuando alguien, además de la idea, tiene la capacidad para, efectivamente, hacerlo bien. 
  • Se permiten hacer chistes con la muerte. Ya con eso basta.
  • Tienen un negro poniendo temas remil melosos, con la remera de Motörhead.
  • El jefe la llama a la empleada para decirle que todos saben que se quiere curtir a un flaco. Es una declaración de principios, entendés? La peli es lo que es, y lo sabe. Entendés?
  • Tiene muchos chistes y guiños que, me la juego, muchos se perdieron.
  • El pibe se va a Wisconsin, tierra de los Packers, y de That 70s Show. No puede fallar.
  • Tiene tomas geniales, disimuladas, así, como quién no quiere la cosa.
  • Todas las situaciones de mierda que alguna vez pasamos los enamorados, están.
  • Tiene dos personajes dedicados a tener problemas idiomáticos (sumados al asunto amearicano/británico)
  • No sólo está el enorme de Billy Boy, sino que además es parte de una escena genial. Con Hugh.
  • Hugh moviendo el culito con un «oldie».
  • "We need Kate, and we need Leo." Ya te dije, saben perfectamente qué clase de peli es. Genios.
  • Tiene un niño perdidamente enamorado. Que es la posta. Que los que teníamos novia en prescolar entendemos.
  • La palabra «actually» se usa mil veces en la peli, capaz no te das cuenta, pero sí.
  • Cuenta la historia de mi vida, nada más que de a partes, desordenadamente...
  • Está el imbécil de Mr Bean y no te dan ganas de comerte tus propios intestinos.
  • La música está bien.
  • Tiene un momento tan triste y patético —y común— que no hay palabras para describirlo.
  • Hugh es excelente.
  • Por un día —aunque sólo fuera un solo día en la vida— me gustaría ser lindo. Muy lindo. Como esos que todos saben que son muy lindos. Para ver cómo es el mundo desde ese costado.
  • Hugh es excelente. Y tiene los ojos caídos a la inglesa, como Mc Cartney.
  • La escena con la gorda es remil genial.


Y si con eso no te alcanzó, tomá, 23 cosas que seguro no sabías sobre Love Actually.

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La lombriz solitaria

Hace algunos años se hizo bastante famoso el video de un (pobre) muchacho que le propuso casamiento a su novia en un partido de basquet. El flaco preparó todo, se puso de acuerdo con los de la pantalla gigante, todo el circo: la mina le dijo que no, y el flaco terminó humillado públicamente, llorando en pantalla gigante, destruido, bueno, imaginate.
Y eso era sólo el principio.

La mina lo dejó porque la tiene chiquita.
Muy chiquita.

De ahí en más, el tipo decidió hacer algo con el asunto, y se puso a hacer un documental (cock-umentary, en inglés) sobre el tamaño de las chotas, y la importancia, y el por qué, y la realidad y la imaginación y los estereotipos y toda la bola, y se propone, además, ver si puede agrandarse el miembro.
Es la clase de documentales que conviene no arruinar adelantando nada, aunque no haya nada demasiado sorprendente, después de todo (salvo el petiso que levanta 180kg con la poronga), porque pasa por varios estados y lugares, y vale más verlo y reaccionar a cada uno espontáneamente. Pero sí me parece que vale la pena plantearse las varias dudas o cuestiones que aparecen en torno de un micropene, y reflexionar. La mayoría de nosotros no ha de tenerla ni tan chiquita ni tan grande, pero el solo hecho de que estemos hablando de eso parece ya de por sí apuntar a que algo hay para revisar.
Y si no te llamó la atención la cuestión peneana, miralo salteadito, vas a ver que al final hay sorpresa. Un poco cursi, pero, ¡vamos, es un flaco con un micropene!

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Tú eres su seguridad


Vas saliendo de un boliche horrible. El ruido era tremendo, todo caretaje, todo plástico, las bebidas de mala calidad. Te habían dicho que había muchas chicas, y era cierto. Pero no te dijeron que, más que ser lindas, estaban súper producidas. Tampoco te dijeron que ninguna te daba bola, y que la que sí, esperaba que tuvieras una coupé, y un celular bien caro. No es que todo fuera malo, en todo caso, sino que ese no es tu ambiente. Para mucha gente está muy bien, y es muy lindo o funcional, pero no para vos. Habrías preferido quedarte en tu casa, sin chica o coupé, pero con tu música y la ropa que te gusta usar. Habrías preferido nunca haber ido, directamente, porque es más difícil salir que no entrar. Los baños son muy lindos, eso sí, y el jabón un fresquísimo olor a sandía. Hay unos decorados muy lindos, y una luces casi hipnóticas. Sabés, aunque mejor no pensar en eso, que cuando salgas habrás perdido la noche.

Vas saliendo, eso decía, y en esa zona que no es ni entrada ni salida, ni adentro ni afuera, metros después —o antes, según se lo mire— de la puerta, te encontrás a un amigo.

Tu amigo viene embalado, contento. Le hablaron de las chicas, de la música, de las luces, de las alfombras, hasta del jabón. Estaba en su casa, te cuenta, tocando la viola, tranquilo, en joguineta, tomando una fresca, pero le hablaron tanto que al final le dio ganas de pegar una minita, bailar un rato, un frote, con suerte ponerla, esa onda. Le hablaron de todo, le vendieron todo el paquete. Lo conocés a tu amigo y sabés que no va a gustarle. Sabés que no es lo suyo, sabés que va a descubrir lo que vos descubriste. Sabés que ese descuento que le dieron en la entrada va a pagarlo caro adentro. Sabés que era mejor la viola y la joguineta en soledad, que las minas que valen la pena (y que te aceptan ir a un telo) no están acá, sabés que si entra va a costarle salir, y que cuando salga, va a haber perdido la noche.

Sabés eso y mucho más, no porque seas un gurú, no porque seas más, no, sólo es que venís de ahí!

Pero lo ves a tu amigo engominado, súper empilchado, embalado, tarjeta en la mano, perfumado, maquinando ya todo lo que va a hacer con todas esas minas, toda una película, contada incluso la guita que le inflama el bolsillo para pagar taxi y telo, más alguna bebida, lo que sea. Lo ves así, ahí, sonriendo, rebosante, y pensás qué hacer.

¿Qué hacer?

Podrías decirle de qué se trata. Considerás contarle de qué se trata. Pero en seguida recordás tantas cosas, y entonces entendés que si le dijeras, entonces sólo lograrías que se enoje con vos. Nada más, porque lo otro no vas a poder evitárselo, porque está decidido a entrar (sacó la entrada mientras hablaba con vos). Está decidido, y aunque habría sido mejor que supiera, aunque tal vez si te hubiera comentado, aunque... no se le puede decir nada. Hay que hacerse el otario, y después, cuando te llame otra noche que esté en joguineta, solo con la viola, y te cuente todo el fato, hacerse el otario, y escuchar. Porque no quiere, en realidad, que le digas nada; quiere que te hagas el otario y le dejes hacer la suya.
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Pobre país…

Me encuentro bastante seguido lidiando con un problema típico de los niños, bastante extendido en los adolescentes, y pavorosamente común en los adultos: la torpeza en materia de abstracción. Dicho más fácil: a la gente le cuesta formar conceptos abstractos.

En el día a día se ve claramente cuando intentás explicar o expresar una idea, un concepto, y no se entiende, y para intentar graficarlo, hacerlo más comprensible, lo ponés en modo de ejemplo, y entonces el individuo, el sujeto que tenés adelante, se te cuelga del ejemplo y te desvirtúa la conversación, el asunto, porque vos no querías debatir el ejemplo, sino el concepto.

En fin.

Yo suelo decir que la gran mayoría de las cosas —por no decir todas— que pasan en una sociedad, son, de manera más o menos directa, responsabilidad de todos. Y suelo decir que —ojo que les mando un ejemplo— cuestiones como que Miguel del Sel gane una elección de lo que sea, y presida hoy una comisión de ciencia (o algo así, no importan los detalles, realmente) son menores en cuanto del Sel, pero muy mayores en cuanto miles/millones de personas lo votaron, eligieron. Si se remplaza del Sel por Tinelli, Legrand, Lanata, Macri, Kirchner, lo que vos quieras, creo que se entiende. Dicho de otro modo, la culpa no es del chancho. Pero aunque lo fuera, a mí el chancho no me importa, sino los giles que lo hacen importante.

¿Viste cuando ves bocha de gente fanática de Gaturro y de Nik, pese a ser uno de los ladrones, desvergonzados, plagiadores más grande de la historia nacional, y te querés comer tus propios testículos en estofado sin sal? Bueno, así me pasa a mí cuando veo a la gente copiando y pegando, copmartiendo, vanagloriando, disfrutando, enalteciendo, glorificando, cosas de Podetti y de Casciari. Entonces yo pienso «mirá qué hechos mierda que debemos estar, que estos dos salames son tan geniales para tanta gente».
Pero bueno, Podetti y Casciari son solo ejemplos, claro. Los de siempre no van a entenderlo bien, y van a pregungar ¿pero por qué no te gusta Podetti/Casciari?
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Bettie Page Reveals All

No sabemos nada de nadie, realmente.
A veces tiene uno suerte, y accede a algo del otro, pero no sabemos nada de nadie, realmente.

 

 

Me pareció interesantísimo que la película/documental empiece con lo que todo conocemos, evocando lo que todos vimos, lo que, después de todo, nos trajo hasta aquí. Y entonces, cuando empezaste a evocar todo eso, cuando te pusiste en contexto, en situación, cuando ya estás sonriendo como un niño, ¡shabang!, la realidad, la confesión, lo que no sabías. Eso en los primeros 10 minutos.

No sabía un ápice de lo que acabo de enterarme. Nada. Es tremendo. Si ustedes no saben, y yo creo que no saben, estarán tan sorprendidos como yo.

Después empieza a gestarse la parte de la historia que conocemos, con muchos detalles que, seguramente, no conocemos.

Y después viene toda la parte que definitivamente no conocemos (parte del valor del documental radica en que Bettie estuvo «desaparecida» por muchos, muchos años). Y ahí hay cosas tremendas. Después, como suele pasar, todo se ve claro, y entendés por qué la familia es lo primero...

 

 

Yo creo que todos, en mayor o menor medida, lo sepamos o no, le debemos mucho a Bettie, y disfrutamos mucho de ella.

(hacé una búsqueda en google, bettie page bangs, y fijate quién te aparece…)

 

 

Te contaría mil cosas más, pero mejor mirá la peli. Es recomendable para todos, e imprescindible para muchos.

Podés verla o bajarla de acá.

 

 

Una perlita, para entendidos: Clara de noche.

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Acordate de este amigo…

Yo tendría catorce, tal vez quince años, no más. Por esos días frecuentaba uno de los tantos geniales recovecos que tenía mi colegio: un taller de arte, en horas extra clase

Yo no sabía, ni en la teoría ni en la práctica, nada de arte. De arte plástico, más bien, principalmente. Tipos que dibujaban y pintaban y hacían cositas con arcilla, y esas cosas. yo no sabía nada. Pero tenía un —otrora— gran amigo que iba, y a mí me gustaba acompañarlo; y el profesor me caía muy bien, también; era una de las pocas personas que yo conocía que no me trataba como diferente, como chico, como tonto, sino que intentaba decir la posta, sin vueltas, como han de decirse las verdades. Era directo, sin vueltas, con un lenguaje tal. Enseñaba arte, de verdad. Era discípulo de otro tipo, un viejo —ese viejo que todos necesitamos en nuestra vida— que había sido enorme, pero se había jubilado. Yo había llegado a conocerlo, pero en mi tierna inocente y estúpida adolescencia, lo había catalogado como un viejo loco que escupía al hablar. Fue sólo recién a partir de su discípulo que pude ver su grandeza. (y hoy, veinte años después, repito a mi manera algunas de sus más simples y básicas, pero fundamentales y geniales, enseñanzas, en mis cursos).

Frecuentaba este taller, entonces, decía, porque era un espacio diferente. Lo más parecido al arte que he visto en mi vida, realmente. Mugre, pintura, pobreza, reciclado todo, puchos, mate, y una radio de mierda que tiraba tangos, a veces blues, también, y a veces jazz, pero mucho tango. El profesor —maestro— enseñaba en cada palabra y cada silencio. Y era un gran pintor, supe muchos años después, cuando él, víctima de una enfermedad degenerativa auto-inmune, de la cual siempre había tenido conocimiento, estaba a punto de abandonarnos

Y un día, en ese taller, entre mates, y bastidores, y puchos, y arte, sonó un tango, y Darío nos dijo, encorvado, como siempre, mirando el fondo del mate de lata, que esa era la pura verdad. Lo miramos. Es la pura verdad, dijo, un día lo van a entender, que este tango es la verdad, la pura verdad, es así, dijo. No sé si entendimos, pero confiamos, y escuchamos, en silencio, la letra. Creo que fue ese día que casi aprendí la letra de memoria.

Hoy, veinte años después, querría decirle a alguien que le importe que este tango te dice la verdad, la pura verdad. Y decirle también que te lo canta una de las mejores voces que ha conocido el tango.

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</scorpion>

nino-muncc83oz_scorpion-key-art-vertical-e1409924520990Alguna vez me pasó algo similar con The Following: una serie mala (al menos en tanto a lo predecible, esperable, cliché, más de lo mismo, etc) que sin embargo me resulta divertida, me engancha; logra convencerme de seguir mirando, pese a todo. Así me pasa con scorpion.

 

A los dos minutos de serie, literalmente, me interesa, porque el protagonista es un nerd, que no puede con las minas y que se muere de hambre (como para que vayan entendiendo lo que les decía de predecible, cliché, más de lo mismo, etc.). Arranca con un flashback, que presumo que será recurrente, como para no fallarle a ninguno de los items en la lista básica de series de estos días. Así que me interesa, quiero ver. Y no pasan del minuto 10 y meten un error horrible, bajísimo, simpplísimo (y eso sin mencionar que el nerd, genio de elevado IQ es... ¡Sí, adivinaron, «hacker»!).

 

Hace unos meses les planteaba —via facebook— la hipotética situación de que nos quedáramos sin nada, de que volviéramos a cero, como civilización, de que nos faltaran las cosas más básicas, y les preguntaba cuál sería, en su opinión, el invento o descubrimiento más importante de la historia del hombre. Yo elegía la electricidad o las ondas radiomagnéticas, pero bien se puede debatir el asunto. Todo esto surgía de un capítulo de Connections, con James Burke, en donde se analizaba la historia hacia atrás, comenzando, por así decirlo, con un gran apagón en la costa este de los Estados Unidos, en los setentas si no recuerdo mal.

 

Parte importante de ese informe era un avión que había estado en el aire en ese momento, y que se las vio en figurillas para aterrizar. Y aterrizó. Pero sin energía eléctrica era realmente difícil. Ponele. Detalles aparte. Y aterrizó.

 

Scorpion parte de la premisa de que el software que se usa en LAX (el aeropuerto de Los Angeles) es hackeado, y entonces no pueden comunicarse con los aviones, y entonces tienen 56 aviones en el aire que si este muchacho no logra aterrizar (por medio de arreglar el soft en tiempo recordísimo) se van a estrellar y desastre destrucción muerte apocaliksi ahahahaha. Ok, todo fenómeno. Salvo que los aviones se comunican por ondas radioeléctricas/magnéticas (y no se ven afectadas por un soft, que yo sepa), y que los aviones tienen procedimientos definidos para estos casos, y que pueden ir a aeropuertos alternativos, y que pocos espacios aéreos (al menos en un lugar como usa) están cubiertos por una sola torre o frecuencia, y que varias cosas más.

 

De más está decir que ahí va el genio y su troupe (sus amigotes de alto IQ, alla TBBT) a salvar al mundo. A regañadientes, claro.

 

Hay una chica linda, claro, para que el flaco, bueno, ya la ven venir, obvio. Mientras, el señor le grita el tiempo antes de que el primer avión se caiga. Cosa que, dejen que les reitere, es casi imposible que suceda (en estas circunstancias, claro). Un poco de House, algo de Lightman, Bazzinga, claro, y la premezcla de series siglo XXI, y salís andando.

 

Es como la peli esa con kenu rivs que se hacía mierda el micro? Bueno, pero van menos de veinte minutos del capítulo uno. Jijiji.

 

Les seguiría contando, pero el grado de inverosimilitud que manejan es muy jodido, de veras. Es como Chuck Norris a la cien mil potencia, a la cien mil potencia. Tremendo.

Ah, y agregame medio kilo de Rainman, me olvidaba! (en versión niño, ojo!)

 

La parte que más me gusta es cuando un avión (un jetliner) baja de ¿30 mil? ¿10 mil? pies a 100 ¡en un minuto! Eso, al menos, dice el capitán... Y el loco, entonces, se conecta con la compu del avión y se descarga una copia del soft. A una tasa de transferencia de, no sé, sacá la cuenta, setenta gbps, no sé... Con un cable, se conecta. Se, con un cable.
Y después de eso, bueno, se puso remil trucho ya, porque hasta a mi se me ocurrió la solución al problema del diferencial de velocidad.

 

Un avión choca contra la torre de control, y sigue volando. Y los pibes remontaban barriletes.

 

Pero en suma, lo que venía a decirles, no era lo mala que era la serie, sino lo divertida que resultaba si uno iba a confesarse y admitía, desde el vamos, que pésima como es, te puede hacer pasar un buen rato, sacarte unas lindas sonrisas.

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novel


Cada noviembre se hace el #NaNoWriMo.
No voy a explicarles de qué se trata porque ahí lo tienen, y no creo que necesiten de mí para explicarlo.

Incluso si partimos de la base de que probablemente yo sea de los peores escritores del mundo, más allá de la mitad de los consagrados, por supuesto, es válido decir o pensar que cualquiera que tenga aspiraciones literarias se encuentra algún día, sea por cuestiones personales o por meras presiones socioculturales, ante la necesidad/intención de escribir una novela. Dicho de un modo más llano, uno asocia autor o escritor con novela. En gran medida, al menos.
Yo, con las pobrísimas condicones que les menciono y que muchos ya conocen, me encuentro –encontré– en la misma.
Me anoté en el NaNoWriMo tres veces. Las primeras dos capitulé, desbordado. La tercera, sin embargo, me propuse cumplir, a como diera lugar (que es una expresión que me gusta mucho para escuchar, aunque no tanto para decir). De lo que se desprende, para quien me conozca, que cumplí.

Hago todo este preámbulo porque entiendo que puede que la calidad de lo que vayan a encontrarse no sea la mejor. No, no me refiero a que esto no es Arlt, desde ya no lo es, sino a que no es ni siquiera, probablmente, lo mejor que yo mismo pueda hacer. Calculo que no, no. Pero es lo mejor que pude hacer en el marco de las condiciones que impone el NaNoWriMo.

Y aquí debe acabar el preámbulo. Lo que tienen adjunto es mi primera novela. Hagan con y de ella lo que quiera. Si quieren incluso publíquenla y háganse millonarios. Los motivos para decir esto son dignos de otro/s post/s.
Hagan de/con ella lo que quieran, pero empiecen por –nobleza obliga– leerla.

Pese a todo lo que cualquiera pueda pensar después de leerla, yo esoty orgulloso, porque si bien cualquier puede escribir una novela, no cualquiera lo hace. Y yo lo hice. Y en unos meses, si todo va bien, volveré a por más.

Pienso enviarles a Juan Solo y a Gerund versiones dedicadas, porque son quienes merecen todo el crédito de lo que yo haga: no habría llegado nunca a hacer nada de no haber sido por ellos. Cualquier otro mortal que quiera una copia digital dedicada –¡Já!– no tiene más que solicitarla.

Les mando un abrazo y les agradezco a todos los que a lo largo de tanto tiempo han apoyado algunas o todas las diferentes facetas de Subjuntivo. Cuando sea rey, o millonario, tengna la seguridad de que me acordaré de ustedes, sé perfectamente quiénes son.

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Dog eat dog


Creo que lo dijo Fodor una vez: una medida de reclamo contra los empresarios que perjudica a los usuarios, una joda.
Treinta y seis horas de paro en el subte, es para salir a prender fuego todo.
No cuestiono, porque no conozco en detalle, los motivos del reclamo, pero sí cuestiono la manera. Tanto como lo hago con los docentes, siendo docente.
Miles –un millón, dicen– de personas no pueden viajar. Tienen que salir más temprano, o llegar tarde y perder el presentismo, o simplemente recuperar horas, o pasarla mal, o lo que sea. Esos mismos inundan los colectivos, los taxis. Algunos de esos incluso salen con el auto, y el caos es aún mayor.
Y eso sin mencionar a los que tienen puestos en el subte, que se quedan dos días sin laburar (kioskos, locales, diarieros, etc) ni tampoco a los que suben al subte a pedir o vender. Sí, parece una boludez. Ahora pensá si vos vivís al día laburando unas cuántas horas vendiendo giladas en el subte, pensá qué lindo dos días sin laburar, o saliendo a buscar alternativas.
Y los señores que la mueven, amigos, no viajan en subte.
Querés una medida, levantá los molinetes 36 horas, por ejemplo. O recargá de más la SUBE. O pedile a la gente que te firme un petitorio. O llevate un tren a tu casa, no sé.
Pensemos si los médicos, la policía, los bomberos, hicieran lo mismo. Pensemos si los políticos hicieran –oficialmente, porque en realidad ya lo hacen, pero son paros de 36 meses– lo mismo. O los jueces. O los que arreglan la internel, el gas, la luz. Pensemos.

Ah, y por si es necesario (para algún pusilánime siempre es necesario) aclararlo, a mí no me afecta particularmente. Vivo a no más de veinte cuadras de todos mis laburos, puedo arreglarme, no voy a morirme.

Ah, y piensen también que si hoy son 36, y pueden serlo, mañana pueden ser 48, sin problemas. O el número que vos quieras, aparentemente. ¿dónde está el límite, y quién lo fija? Uno pensaría que el sentido común, pero ante su clarísima ausencia, ¿quién?
Algo, sin embargo, debe funcionarnos a algunos todavía, porque cuando unos pocos deciden estas porquerías, unos cuántos –un millón, dicen– decidimos putear por lo bajo, o en los blogs, en lugar de salir a prender fuego todo, que es lo que verdaderamente deberíamos hacer.
¿Por qué seguimos cada día pagando un boleto a 2.50 por un servicio que es cada día peor, y nos da verguenza saltarnos el molinete, por ejemplo?
Preguntas, muchas preguntas.

7 com

enTerapia


Lo importante para empezar algo, dicen, es tener buena madera. 
Por un lado la tenemos a Julieta Cardinali, que a estos efectos es excelente. Madera, pura madera. No podés creerle una palabra de lo que dice, eso no es actuación, mi vieja, eso es repetir palabras que otro escribió, sin mucho más.
El caso de Peretti es diferente. Yo siempre pensé, en base a otras cosas que le había visto hacer, que era un tapado, un buen actor en papeles limitados, tal vez con limitaciones del director, en fin, cómo saberlo. Hace un tiempo alguien de confianza me dijo que verlo en Un tranvía llamado deseo, en teatro (si no recuerdo mal con Julieta Díaz) era para cortarse las venas. O cortárselas a él. Bueno, pues ahora ustedes y yo podemos sacarnos la duda. Basta mirar enTerapia.
A Peretti tampoco le creés nada, aunque un poco más que a Juli. Pero es más grave, porque él tiene que llevar toda la serie, cargar con la tensión, manejar los tiempos, resolver la descarga de tensión, cargarse la serie al hombro. Para empezar a lograr que esto funcione, debe hacernos creer (porque de esto se trata actuar) que es un psicólogo. Me atrevería a decir, incluso, habiendo visto la serie original en la que está basada esta, que un muy buen psicólogo. Peretti no puede empezar siquiera a hacerlo.
Lo primero que se destaca es que tiene una buena cara de serio. Serio es muy bueno, dice muy poco, como uno espera (sobre todo si alguna vez fue al psicóologo). Y ahí se termina todo. Cuando habla, lo hace con un tono que no tiene nada que ver con la altura y autoridad con la que debe hacerlo un psicólogo. Parece que, en el fondo, sigue siendo aquel personaje de Los Simuladores, la obra maestra de Szifrón, donde uno ve alguien que se pone serio para decir algo que, de fondo, no tiene nada. Me pregunto si Peretti habrá hecho terapia alguna vez. Y me contesto que al menos una vez lo vi en terapia: fue en esa peli en la que él tenía quilombos maritales con Soledad Villamil, y lo atendía Marcos Mundstock. Eso, para que se entienda, era un psicólogo.
La casa es un tema aparte. Si bien el producto está "copiado" porque toma el formato original de la serie que todos conocimos en la versión que escribía el hijo de García Márquez y protagonizaba Gabriel Byrne, algunas adaptaciones son, en estos casos, necesarias. Una, en mi opinión, es la casa. Cualquiera que haya visto inTreatment notará inmediatamente que la casa de Peretti es una copia casi calcada de la otra. Ahora bien, si uno alguna vez fue a un psicólogo, sabrá que ni en pedo tienen casas o consultorios así. Para la mayoría de nosotros, ese estudio es el doble que nuestras casas.
Claro que alguien podria argumentar que casas y consultorios y psicólogos los hay de todo tipo, tamaños y colores, y tendría razón. Sin embargo, la serie funciona mejor si uno puede verlo como algo más cercano, si facilita la identificación. Y no lo hace. En el caso de un tipo que vive en Brooklyn puede tener sentido; en nuestra realidad (y siendo además que esto es televisión pública, para todo el país) esa casa está copmletamente desubicada. 
Y ya que hablamos de "copia", y de la cara de Peretti (quién más allá de todo sigue cayéndome muy bien), aprovechemos para decir que le copia las caras a Byrne. ¿Suena exagerado? Miralos y después me contás. 
Como último punto, el caso del lunes. Si bien el caso de Marina está copiado, o inspirado en, el de –si no recuerdo mal– Laura, no creo que la serie original haya arrancado develando un  tsunami de obviedades en el primer capítulo. Que la paciente esté enamorada del analista, ¿no es muy infantil para el primer episodio de la primera temporada de una serie que se trata de pacientes y analistas? ¿Será el segundo caso un señor que no puede evitar estar enamorado de la madre..?

Tal vez valga la pena darle una oportunidad al resto de los pacientes. Yo, por mi parte, paso, gracias.

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